Consejos de un buen padre
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre; porque son enseñanzas que te coronarán de gracia y serán como un collar de honor alrededor de tu cuello. Hijo mío, si los que hacen mal quieren que participes con ellos, ¡no te dejes engañar! Si te dicen: “ven con nosotros, asaltaremos a alguien y le robaremos sus pertenencias, entre todos compartiremos las ganancias”; ¡no les hagas caso! Mantente alejado de sus caminos. Son gente que se pone trampa así mismos, ponen su vida en peligro. La codicia les roba la vida. Su propia codicia los mata. No te olvides mis enseñanzas hijo mío, guarda en tu memoria mis mandatos, y tendrás una vida larga y llena de satisfacción. Que nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad, átalas alrededor de tu cuello como un recordatorio, grábalas en tu mente y en tu corazón, y tendrás el favor y el aprecio de Dios y de los hombres. No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando esté en tus manos el poder