A los hijos, con disciplina y amor.
En la crianza de hijos, todos los padres debemos recrodar siempre estas dos palabras: Disciplina y Amor. Son dos componentes básicos e indispensables que todo niño requiere recibir de sus padres para su sano crecimiento emocional, social y moral; y esto, desde su nacimiento; pues la escasez o el exceso de cualquiera de ellas afectará negativamente en la formación de su personalidad. El exceso de disciplina (mal entendida y mal aplicada), en un hogar muy severo, lleno de reglas y prohibiciones, que le exigen al niño un comportamiento mayor al que corresponde a su edad, con padres impacientes, iracundos, que no toleran equivocaciones, y que hacen uso y abuso de los gritos y castigos; puede ser tan nocivo para los hijos como lo opuesto: Un exceso de “amor”; un hogar sin reglas ni prohibiciones, sin ninguna responsabilidad para ellos. Con padres que les engríen en demasía y evaden su papel de formadores, “incapaces” de negarles algo, corregirles o aplicar algún justo castigo.