"A Dios rogando y con el mazo dando"
No todos los pobres son pobres por culpa del destino o del gobierno. Hay quienes son pobres simplemente porque no quieren esforzarse para prosperar. Suele ser más fácil echarle la culpa a la política económica, al clima o a los padres, antes que ser tenaz y avanzar en medio de las circunstancias adversas. Personas así no necesitan de una ayuda asistencialista. Lo que necesitan es dejar las excusas, las quejas, la ociosidad, y ponerse a trabajar. Y así es como lo expresa la Biblia en el libro de Los Proverbios, en el que encontramos varios pasajes que se refieren al ocioso, ya sea para ridiculizarlo o exhortarlo: El perezoso se muere de deseos, porque sus manos se rehúsan a trabajar”. (21:25) “Mete la mano en el plato, pero ni aun es capaz de llevársela a la boca”. (19:24) “Para no ir a trabajar, dice que en la calle ¡hay un león que lo quiere matar!”. (22:13)