Un puente entre Dios y los hombres
La analogía es simple. Así como un puente se construye para salvar un gran obstáculo, (cruzar un río o un abismo para llegar "al otro lado"); de la misma manera necesitamos “un puente” para unir el gran abismo, ancho y profundo que nos separa a los hombres de Dios. Durante siglos la humanidad ha intentado construir puentes para llegar a Dios. Hoy se siguen construyendo, y a pesar del ánimo de muchos, todos los puentes han caído. Se invierte grandes esfuerzos, constancia, tiempo, dinero, fe; pero siendo meras estructuras humanas, no demoran en aparecer grietas, o soltarse los cables y colapsar. La ruina es grande. Los puentes hechos de estructura religiosa son los preferidos. Se ven bonitos, grandes, parecen funcionar muy bien. Pero la religión, por sí sola no basta para llegar a Dios. La religión es imperfecta, falla aun cuando se tiene las mejores de las intenciones.