Pero la tumba estaba vacía
Esto fue un hecho. Sucedió. La tumba en la que fue colocado Jesús estaba vacía y ni las autoridades romanas, ni los enemigos de Jesús pudieron negarlo. Pero como ya habían decidido no creer en lo que Jesús afirmaba de sí mismo, entonces tuvieron que inventar una explicación a la desaparición del cuerpo. Así que sobornaron a los soldados para que dijeran*: “sus discípulos vinieron de noche, y mientras estábamos dormidos se robaron el cuerpo”… con lo que para el informe de oficio fue suficiente, pero no para la mente que con sentido común busca la verdad. “...sus discípulos vinieron de noche” ¿Quiénes? ¿Pedro?, ¿el mismo que negó tres veces conocer a Jesús?. ¿Habrán sido sus demás discípulos...? Todos estaban con miedo, huyeron, y otros sólo de lejos miraron los sucesos. No, es imposible imaginar que judíos miedosos, entre ellos pescadores y cobradores de impuestos, siquiera pensaran en la posibilidad de enfrentar en armas a experimentados soldados romanos que custodiaban la tumba.