Priorizando las preocupaciones
La preocupación por satisfacer las necesidades materiales es común a todos los seres humanos. Nos preocupamos por contar con comida, ropa y casa; así como poder cubrir los costos de educación y salud. Y nos preparamos, estudiamos, conseguimos un empleo, nos esforzamos en trabajar, invertimos, vendemos, ganamos, reinvertimos, nos endeudamos y seguimos trabajando.
Pero como todos sabemos, de tanto en tanto los problemas aparecen y los planes no resultan como esperábamos. Entonces tememos no poder mantener nuestro estilo de vida, ó faltar a nuestros compromisos financieros, y la aflicción y angustia asoman amenazantes para dominar nuestras vidas. Si dejamos que la preocupación rompa sus sanos límites dañará nuestra relación con nuestra pareja, nuestros hijos y amigos; nos convertirá en personas irritables, impacientes, estresadas, sin paz, incluso llegando hasta deteriorar nuestra salud.
Jesús el Maestro, enseñó que satisfacer nuestras necesidades materiales no debe ser motivo de aflicción y angustias. Mucho menos debe ser motivo para “justificar” mentiras, estafas, robos, ó participar en cualquier acto de corrupción. Él enseñó que nuestras necesidades básicas pueden ser satisfechas de manera simple y sencilla si seguimos un elemental principio de vida, que está magistralmente explicado en el Evangelio de Mateo, capítulo 6, versos 25 al 34. Por supuesto que su enseñanza no incluye “10 pasos para obtener lo que quieras”, ni contiene una lista detallada de medidas económicas para evitar cualquier crisis. Sólo es un principio, pero no por eso debe ser despreciado. ¡Todo lo contrario! Precisamente por ser un principio, es aplicable en todos los tiempos y circunstancias y su eficacia puede ser comprobada por todo aquel que se anima a practicarla.
Para Jesús, sólo una cosa debería “preocuparnos”: Hacer lo que Dios pide. Él dijo que si buscamos primeramente el reino de Dios y su justicia (que incluye lo verdadero, lo honesto, la fe, el amor, etc.), todas las demás cosas (alimento, vestido, vivienda, etc.) vendrán por añadidura. Si ponemos nuestra prioridad en lo espiritual (que no es lo mismo que “religiosidad”), no tendremos que preocuparnos por lo material, pues el mismo Creador y Sustentador de todo lo que existe, se encargará de proveer lo necesario para sus criaturas a quienes ama.
Jesús no está promoviendo la ociosidad ni el conformismo. Sólo nos advierte del error generalizado en el que vive nuestra sociedad, de creer que lo material es mucho más importante que lo espiritual.
Prioricemos el ser interior, lo espiritual, nuestra relación con Dios y confianza en él. Si así lo hacemos, y esa es nuestra principal “preocupación”, nunca las otras preocupaciones, hallarán lugar para dañar nuestras vidas y familias.
Publicado el 30 de abril del 2009
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