Instrucciones para tiempos peligrosos
Para sobrevivir en este mundo y en estos tiempos, hay que hacer caso a las advertencias de la historia y las instrucciones del ayer. Hubo expertos en el pasado, que, como si hubiesen visto y oído las noticias del futuro, dejaron por escrito instrucciones para el presente. Uno de esos analistas, un superviviente moral de su época, fue el rabino judío Saulo de Tarso. Más conocido como el apóstol Pablo. Esta es su advertencia*:
“…en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes (incapaces de dominar sus pasiones), crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella…”
Son tiempos peligrosos… cuando se institucionaliza lo malo, el abuso, la coima, el engaño. Cuando cada uno pretende hacer lo que quiere porque Dios, lo bueno y lo justo “pasaron de moda”. Cuando la gente es “buena gente”, sólo para la foto y la entrevista… y la credibilidad se esfuma; y se duda de las intenciones de todos; y ya no se puede confiar ni en autoridades, jueces, policías, profesores ni líderes religiosos, pues ya no destacan por su ejemplo, justicia, orden, sabiduría ni piedad… estamos en tiempos peligrosos. Si la sociedad sufre desnutrición ética y moral. Y si los líderes fomentan la violencia y la intolerancia; y los niños ya no aprenden el respeto, y con más frecuencia se oye de hijos que matan a sus padres, de adultos que abusan de niños y ociosos que roban a ancianos… entonces comprendemos que en breve desbordaremos límites tales, que la situación no podrá ya revertirse.
“A éstos evita... hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe.” Así es la instrucción para aquellos que todavía creen en lo justo, en lo honesto, en Dios y en sus mandamientos: Hay que evitar las “malas juntas”, hay que huir de la corrupción. Por el propio bien. Por el bien de nuestra familia y sociedad. Pues “Los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados”.
La instrucción es clara: “Persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste… y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”
Si vivimos tiempos finales no lo sé. Puede que así sea. Pero sin lugar a dudas en estos tiempos peligra como nunca antes la subsistencia moral de la sociedad. Para que la situación se revierta, urge que la mayoría de la población se vuelva a Dios y practique lo que él dictamina en la Biblia y en la conciencia de cada uno. Quizás haya esperanza para nuestros pueblos.
Pero si esto no es así, y el mundo acelera su errática marcha, y la sociedad finalmente pierde el rumbo moral; nosotros no deberíamos perderlo. Pablo nos instruye que debemos persistir en lo bueno. Él lo hizo. Al final de sus días dijo con convicción: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, Juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino a también a todos los que aman su venida”. …Nosotros también podemos sobrevivir.
* La Biblia. 2ª Carta de Pablo a Timoteo, capítulo 3, versículo del 1 al 17
Publicado el 16 de octubre del 2010
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