Un poco de la historia de San Juan
San Juan Bautista (no confundirlo con Juan el discípulo de Jesús), fue un judío del siglo I cuyo nombre quedó registrado en los escritos bíblicos por haber tenido el gran privilegio de “preparar el camino del Señor”. Fue un profeta que anunciaba que “el reino de los cielos se había acercado” ante la llegada de Jesús, y por lo tanto había que prepararse reconociendo las propias faltas y cambiando de actitud. Quienes respondían al llamado eran bautizados como símbolo de la limpieza y purificación que anhelaban.
Juan nunca tomó licor. Se vestía con ropas hechas de piel de camello, comía miel y langostas. Vivía en los desiertos. Con su comportamiento y vestimenta reforzaba su mensaje respecto a la santidad de Dios y la separación que se debe hacer con el pecado. Él llamaba al arrepentimiento: “El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo”. A los cobradores de impuestos les decía: “No exijáis más de lo que os está ordenado”; y a los soldados: “No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario”.
Juan el Bautista se caracterizó por decir la verdad sin importarle las consecuencias. A los líderes religiosos hipócritas que venían a bautizarse para quedar bien con el pueblo, sin cambiar sus intenciones y conducta les decía “generación de víboras, ¿quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento… el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se cortará y se echará en el fuego”.
Su compromiso con Dios, con la justicia y la verdad fue tal, que cuando tuvo que denunciar al mismo Herodes Antipas no se amilanó. Frente a frente le dijo que su conducta era reprobada por Dios, que era un inmoral sexual y adúltero, pues repudió a su esposa para casarse con la mujer de su hermano. Esto le llevó a ser encarcelado y posteriormente a ser ejecutado en la celebración del cumpleaños de Herodes. Sucedió que en ese día, el baile de su hijastra gustó mucho a los invitados, por lo que para premiarla juró darle lo que pidiera. Ella, asesorada por su madre, la ex de su hermano, le pidió la cabeza de Juan en un plato. Herodes con tristeza, y condenado por su propia boca, mandó dar muerte al inocente.
Dicen que Juan nació un 24 de junio. Dicen que es el patrono de la selva del Perú. Dicen que el juane – el plato típico de la selva peruana – representa su cabeza decapitada. Pero realmente ni nació el 24, ni es realmente honrado en la selva, ni el juane se inventó en su honor. La fecha de su nacimiento se calculó “por aproximación” seis meses antes de la fecha asignada al nacimiento de Jesús. En la selva del Perú no es notoria la obediencia a sus enseñanzas a favor de la familia, en contra del adulterio y la inmoralidad sexual. El juane de arroz sólo es una variante, un tipo más de la comida que los antiguos habitantes de la selva inventaron mucho antes de la llegada de los españoles y su “cristianización”.
Hoy San Juan tiene su fiesta… de nombre. En realidad es ya “La Fiesta de la Selva”, “El Día de la Selva Peruana”, donde abunda el trago, los bailes y las relaciones sexuales fuera del matrimonio, prácticas totalmente contrarias a lo que Juan el Bautista hacía y enseñaba. Un caso más de los muchos que hay en Latinoamérica de cómo se degenera una fiesta religiosa y se olvida la voz de aquel a quien se pretende recordar.
Mas consecuente sería cambiarle de nombre a la celebración; o si todavía reconocemos que Juan el Bautista dijo lo correcto, cambiar de vida y hacer lo que él pidió: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado”.
*Mateo Cap.3, Lucas Cap.3,14
[Publicado el 23 de junio del 2012]
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