"Todo ser humano tiene su video..."
Imagínese usted: Creía que nadie más lo estaba viendo cuando en realidad lo estaban grabando con una cámara oculta. Pensaba que nadie más se enteraría de aquello que hacía “a escondidas” pero luego “aquello” se dio a conocer al mundo entero por medio de la prensa, la radio, y la televisión. El ex congresista de PERU2000 Alberto Kouri sabe muy bien lo que significa esto. Fue a la cárcel por ello. Y es el autor de la declaración que hoy nos ocupa: “Todo ser humano tiene su video… de una manera u otra”.
La frase provocó miles de sonrisas y cientos de comentarios, pero lo dicho no está lejos de la verdad. Claro que la intención de Kouri no fue dar una lección o una advertencia, sino desautorizar moralmente a quienes estaban embargando los bienes de su domicilio por su deuda con el estado. Pero desde el punto de vista del cristianismo, podemos decir que efectivamente, todos tenemos un “video”, un registro, una especie de filmación en la que nuestra vida entera es grabada no en un medio analógico o digital, sino más bien en un medio de naturaleza espiritual, que no sólo registra nuestras acciones y palabras, sino incluso nuestros pensamientos, para que un día se hagan públicos y seamos juzgados conforme a lo que hemos hecho.
Jesús dijo*: “Nada hay encubierto, que no hay de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse”. El apóstol Pablo* anunció que llegará el día en que se “manifestará las intenciones de los corazones”, “dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres…” En el libro de Apocalipsis, encontramos una visión futura de lo que sucederá aquel día: “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras…”
En la revelación que tuvo Juan, él vio libros (rollos) como correspondía a su época. Hoy lo concebiríamos con la informática, una inmensa base de datos virtual, un registro como el que existe del movimiento de su dinero, sus tarjetas de crédito, sus llamadas telefónicas o sus visitas a páginas en el Internet. Si no lo sabía, todo queda registrado en un medio electromagnético, y la información es usada por las empresas para conocer las preferencias de sus clientes o los jueces para esclarecer un caso. Si esto sucede en el diario vivir (en nuestra humana realidad, material y temporal); entonces no debería ser difícil entender que en una realidad espiritual Dios también ha establecido que se registre todo lo que hacemos y pensamos para luego ponerlos en evidencia universal el día que seremos juzgados. Si somos hallados culpables seremos condenados a una cárcel eterna. Si somos libres de culpa, a vivir en su reino.
La pregunta es: ¿Cuántos podremos salir libres de culpa si hasta nuestros pensamientos serán puestos como evidencia? ¿Cuántos podremos justificarnos ante Dios…? Si somos sinceros coincidiremos con lo que dice la Biblia: ¡Ninguno! Todos somos culpables. Según Jesús, sólo hay una manera de ser justificados y es por una “obra” muy especial*: Confesarnos culpables y confiar en él para nuestro perdón. Con sincero arrepentimiento y fe, nuestros nombres quedarán registrados en otro libro: El Libro de la Vida.
¡Qué diferente nos portaríamos si fuéramos conscientes que somos observados todo el tiempo! …“SONRÍA, LO ESTAMOS GRABANDO” es el lema que muchos locales comerciales colocan en las puertas para disuadir a los que pretenden robar. Es un lema que también deberíamos recordar, quizás con otras palabras: “SEA HONESTO, DIGA LA VERDAD, LO ESTAMOS GRABANDO”.
*Lucas 12:1-2; 1 Corintios 4:5; Apocalipsis 20:11-15; Juan 6:28,29
[Publicado el 14 de julio del 2012]
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