Es tiempo de acercarnos a Dios
Necesitamos volver a lo bueno, a lo
correcto, a lo justo a lo honesto. Necesitamos volver a la fuente de toda
bondad. Necesitamos volver a Dios.
Si persistimos en darle la espalda a
la verdad, a la bondad, a la justicia; si seguimos manteniendo rivalidades y un
corazón egoísta, si desechamos el perdón, si seguimos caminando en dirección
opuesta a la sinceridad, a la lealtad, burlándonos de la fidelidad conyugal y
el dominio propio, no llegaremos a ser jamás una sociedad justa y pacífica.
¡Necesitamos acercarnos a Dios!
¿Cuántos siglos más deben pasar para terminar
de convencernos que alejados de Dios no vamos a obtener nada bueno? No es
posible vivir con paz alejados de aquel quien verdaderamente puede darla. Y la
paz interior, como el amor y la bienaventuranza, no son “cosas” materiales que
se pueden comprar con dinero o almacenar en un depósito, sino, son frutos
espirituales que provienen de Dios quien “es Espíritu” como lo dijo Jesús. No
somos sólo materia, que funcionamos únicamente por la interacción de órganos,
músculos y reacciones químicas, ¡somos también seres espirituales! Según la
concepción bíblica - paulina nuestro ser está formado por cuerpo, alma y
espíritu, por lo que nuestro espíritu humano necesita del Espíritu Divino para
vivir. Lejos de Dios nunca podremos vivir mejor.
El llamado a volver a Dios es persistente
en los libros de la Biblia. 700 años antes de Cristo, el profeta Isaías apelaba
a esa necesidad espiritual que todos tenemos: “¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan y vuestro trabajo en lo
que no sacia?... comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura”.
“Buscad a Yahvé mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está
cercano”.
Años más tarde Dios seguía invitando;
a través del profeta Jeremías les animaba diciendo: “Me buscaréis y me hallaréis porque me buscaréis de todo vuestro
corazón…”. Y el profeta Ezequiel por
el año 580 AC. declaraba cuál era la intención de Dios: “…y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros… mi Espíritu, y haré que
andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos y los pongáis por obra”.
Y los mandamientos de Dios son todos para nuestro bien.
Todo lo bueno proviene de Dios*. Si
usted cree en Dios, en un Dios personal, dador de vida ¿cree que se puede vivir
mejor lejos de él? Si Dios “es bueno y
para siempre es su misericordia” ¿por qué menospreciar su amor y bondad?
¿Se puede obtener bendiciones alejados de quien la da? ¿Se puede cosechar bien,
sembrando el mal? Si Dios es sabio y todo lo sabe… ¿por qué no hacerle caso?
¿Por qué no acercarnos a él? ¿Por qué esperar?
“Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. ¡Limpiaos las manos,
pecadores! ¡Purificad vuestro corazón, vosotros que queréis amar a Dios y al
mundo a la vez!” *La voz de Santiago alrededor del 60
DC parece oírse todavía al leer la Biblia. Y es que Dios también llama a esta
generación, pues todos necesitamos de él aunque cada quien decide acercarse a
él “y ahora es el momento oportuno.
¡Ahora es el día de salvación!” Lea los evangelios, asista a una iglesia,
no se fije en cuán alejados están otros de Dios o si alguno miente al decir que
está cerca de él. Usted necesita de Dios.
* Is.55:1-2, 6-7; Jer.29:13; Ez.36:26-27
Stg.1:17;
4:8; Salmo136; 2Co.6:2
[Publicado el 22 del 2013]
Comentarios
Publicar un comentario