Mensaje para el Pueblo de Dios
“Construyan, produzcan, multiplíquense. Rueguen a Dios por el país en
el que viven. Procuren su Paz y trabajen por su Bienestar… Porque en su paz,
ustedes tendrán paz”. Un mensaje divino que todo
cristiano practicante debe tener en cuenta por ser un ciudadano del reino
celestial que vive en una nación terrenal. Un mensaje que ayudará al creyente a
“poner la mira en las cosas de arriba”, pero manteniendo sus pies muy firmes en
la tierra del presente. Un equilibrio bíblico en el que no todos los cristianos
logran vivir.
El mensaje original se encuentra en
la carta* que el profeta Jeremías le escribió a los deportados del pueblo de
Judá en Babilonia, cuando a causa de su pecado, los habitantes de Jerusalén fueron
llevados cautivos a un país ajeno, diferente, enemigo, en el cual habitarían
por setenta años; y Dios les pide que mientras vivan allí no traten de vengarse
ni sean contrarios a los que les vencieron sino todo lo contrario, que procuren
la paz de la ciudad. Un pedido que para muchos habrá sido incomprensible y
difícil de aceptar teniendo en cuenta que el ejército del reino en el que ahora
vivían los había destruido y desterrado. Era un pueblo totalmente diferente a
sus costumbres, inmoral, pagano, que no conocía a Yahvé ni sus mandamientos. Y Dios
les pide que oren por ellos, por la paz de la ciudad, pues así ellos también
vivirían en paz.
El paralelismo con el pueblo de Dios
del presente es notable. El mensaje se aplica muy bien a los creyentes de hoy
ya que la Biblia enseña* que los seguidores de Cristo son extranjeros aún en
sus propios países de nacimiento. Debido a que han reconocido a Jesús como Rey
y Señor y decidieron someterse a los estatutos del Reino de Dios, ya no
pertenecen a este mundo que ahora les es ajeno, diferente, enemigo, y en el que
no vivirán para siempre pues lo dejarán cuando mueran (o Cristo regrese) para
vivir en la Patria Celestial.
Jesús dijo que sus seguidores están
en el mundo pero ya no son del mundo*. Son peregrinos que transitan en una
tierra muy diferente. Diferente en sus principios y valores, en sus prioridades
y expectativas, en sus costumbres y diversiones. El mundo es enemigo del
creyente porque es enemigo de Dios y rehúsa someterse a Dios. Les molesta que
les hablen del arrepentimiento y la necesidad de llevar una vida santa. Y si en
nuestros países de América ya no se persigue a los creyentes con cárcel o
muerte, todavía son discriminados y objetos de burla. Con razón los creyentes
cantan: “El mundo no es mi hogar soy peregrino aquí”.
Pero algunos creyentes sinceros han
entendido mal esta verdad y se han aislado dentro de su propia comunidad. Tampoco
buscan progresar. En su deseo de no ambicionar cosas terrenales se han vuelto
conformistas “encerrándose” en sus iglesias para leer la Biblia, orar y cantar
mientras esperan que Cristo los rescate; y esto no es lo que Dios quiere. En aquel
entonces Dios dijo claramente: “Construyan
casas y habítenlas. Siembren y produzcan. Disfruten de los frutos. No disminuyan
sino tengan hijos, nietos…” Hoy los cristianos debemos aplicarlo de manera
similar: Mientras esperamos el regreso de Jesucristo ¡Vivamos nuestras vidas
con naturalidad! Trabajemos y prosperemos, compartamos y ayudemos, contribuyamos
al crecimiento de nuestra nación. Sin ambiciones personales y sin acumular
riquezas como si nos fuéramos a quedar aquí para siempre. Sobre todo sin olvidar
la misión que Jesús nos encomendó: multiplicarnos como pueblo de Dios haciendo
más discípulos suyos, “nacionalizando” más gente para el Reino de Dios.
El incremento de cristianos fieles
bendice una nación. Si bien, un creyente verdadero debe ser reconocido por su
lealtad a Jesucristo y su amor a Dios por sobre todas las cosas, debiera ser
reconocido también como un compatriota ejemplar, alguien que ama su patria, ora
por ella, y trabaja por su bienestar.
Dios bendiga nuestra nación.
* Jer.29:4-7; Col.3:1; Jn.17:16; 1Pe.2:9,11; Fil.3:20
[Publicado el 10 de agosto del 2013]
Muy cierta la reflexion,de que el incremneto de cristianos (evangelicos)bendicen una nacion, uds vean de ejemplo de Ecuador, donde desde decadas atras se establecio el cristianismo evangelico, Dios bendice mucho este pais todos saben que los ecuatorianos a donde emigran logran el exito y son muy prosperos en los negocios donde empreden como USA y Espana, tambien han logrado buena rep[utacion de ser gente pacifica y trabajdora y no es porque sean una raza superior sino por que casi todos o son cristianos o tienen familiares crsitianos(la bendicion les alcanza tambien a travez de ellos) en su pais de origen en el que estan habitando, esto es por que Dios los bendicey claro tambien no se duermen en sus laureles, pero Dios da la vision,da sabiduria y abre puertas a su pueblo. Sin Dios por mas que uno se mate trabajando no va lograr la prosperidad completa con un trabajo y familia bendecida en todas las areas como cuando se le sirve al Senhor, sino la familia se ve afectada por el trabajo absorbente de los padres podran conquistar el exito financiero a costa de tener una familia descuidada y disfuncional donde los hijos se pierden o crecen sin valores a falta de la proteccion de Dios "EN VANO CONSTRUYEN LOS QUE EDIFICAN SI DIOS NO ESTA INVOLUCRADO" Gracias al Senhor que peru se esta tornando poco a poco a Cristo, Tenemos mucho que orar y trabajar para que nuestro Peru sea para Cristo!!
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