¿Es usted una autoridad del pueblo?
Si usted ejerce un cargo de autoridad no olvide que es Dios quien le ha puesto en tal cargo. La Biblia dice que “suyos son el poder y la sabiduría. Él cambia los tiempos y las épocas; quita reyes y pone reyes, da la sabiduría a los sabios y la ciencia a los entendidos”. No interesa si ha sido elegido por votación o su cargo es de confianza. Dios sigue siendo el dueño y juez del mundo pero le ha delegado parte de su autoridad para que administre y gobierne su creación conforme a su voluntad. No lo olvide. Si usted es autoridad del pueblo tenga en cuenta que la voluntad de Dios es que sirva a sus pobladores y no que usted se sirva de ellos. El poder y la autoridad que tiene es un medio para lograr un fin: contribuir al bienestar de la gente y el desarrollo de la ciudad. Su cargo no es una oportunidad para ganar más dinero ni mucho menos aprovecharse de los demás. Siga el ejemplo de Jesús quien vino para servir y no ser servido.