La verdadera razón de la angustia de Jesús
El evangelio de Mateo describe que horas antes de su muerte, Jesús “comenzó a entristecerse y angustiarse de gran manera” , por lo que le pidió a sus discípulos más cercanos que oren con él. Con toda claridad Jesús les dijo lo que sentía*: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo”. El evangelio de Lucas añade que en respuesta a la oración de Jesús, apareció un ángel para fortalecerlo pues en agonía oraba intensamente y su sudor era “como grandes gotas de sangre”. Jesús oraba diciendo: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú”. ¿Acaso Jesús quería evitar la amarga copa del dolor? Muchos creen que sí, que lo que a Jesús le entristecía y angustiaba “en gran manera” era saber del dolor físico que iba a experimentar, pero aunque esto sería totalmente comprensible, en el caso de Jesús no fue así. Él había venido al mundo precisamente para “dar su vida en rescate por muchos” , con valentía fue a Jerusal