Oraciones a favor de la selección de fútbol (I)

Pedro Suárez-Vértiz, o simplemente “Pedrito” como los de la generación de los 80 preferimos llamarlo; excepcional músico, gran referente del Pop Rock en el Perú; sorprendió por su devoción, al publicar en Facebook una oración a favor de la selección peruana antes de su partido en Ecuador: 
“Padre mío, te pedimos en nombre de tu hijo Jesús, que nuestros futbolistas salgan hoy tranquilos a jugar. Sin ansiedad. Que no ataquemos al principio insistentemente y como locos a nuestros contrincantes hasta perder el aliento e ideas. Te pedimos padre mío inteligencia emocional para aprovechar los errores contrarios y que nuestra defensa no se desconcentre. Te pedimos también meter muchos goles. Tenemos un fútbol de lujo que hoy necesitamos aparezca para alegría de nuestros corazones. Te lo pedimos en el poderoso nombre de Jesús. Amén. ”

Su plegaria produjo miles de reacciones positivas, y comentarios de felicitaciones y respaldo; unos añadieron peticiones, otros se unieron con un “amén”. Por supuesto, no faltó  unos cuantos que expresaron su incredulidad, decepción y hasta enojo porque tal oración “irreverente”, o porque estos jugadores “ineptos, sin vergüenzas, mujeriegos y borrachos” no merecían una intercesión semejante. A mí, su oración me dejó gratamente sorprendido.

Lo que me sorprendió más, es que oró pidiendo “en el nombre de Jesús”; una expresión poco usada en los rezos tradicionales, aunque muy conocida en las iglesias evangélicas. Jesús dijo: “Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré” (Jn.14.14). Pero, ¿cómo aprendió Pedro a orar así? ¿Está estudiando la Biblia? ¿Alguna persona cercana le enseñó? ¿Desde cuándo viene orando de esta manera? Porque se nota que no fue su primera vez ni la última. Pedrito volvió a orar antes de cada uno de los cuatro últimos partidos; siempre con respeto, pidiendo perdón, siempre en el nombre de Jesús: 
“…que nuestra selección de fútbol no cometa errores en el partido contra Argentina en Buenos Aires. No te pedimos ganar porque tú eres un Padre generoso con todas las naciones, pero sí te pedimos que la sangre de tu hijo Jesús nos cubra y proteja de toda desconcentración nuestra y maldad ajena.” 
“…que nuestra selección de fútbol juegue como mejor sabe hacerlo contra Colombia. Te pedimos que el éxito no los asuste y puedan meter esos goles que, por incredulidad ante lo evidente, a veces fallan.” 
“…queremos agradecerte por cada día nuevo que nos regalas para disfrutar de los nuestros… también por la gran oportunidad que hoy nos das… jugando con NZ, pudiendo haber sido otra selección más complicada… lo daremos todo hoy y te esperaremos.” 
 “…Sabemos que tú intervienes cuando los humanos ya lo dimos todo... Necesitamos tanto esa alegría y tú lo sabes. Que seamos lo que realmente somos, no menos. Gracias padre mío por escucharnos. Te lo pedimos en el bendito nombre de tu hijo Jesús. ¡Gloria a Dios! Amén.”

¿Escuchó Dios estas plegarias? Tomemos nota que habiendo sido penúltimos en la tabla de posiciones, este año no perdimos ni un solo partido. Un reclamo ajeno nos ayudó con tres puntos. Gallese se recuperó a tiempo. Goleamos como nunca a Paraguay en su cancha. Ganamos de visitantes ante Ecuador. Empatamos con Argentina en La Bombonera. Variables extras y de resultados improbables sumaron a nuestro favor: Paraguay le ganó al Campeón de América en Santiago pero perdió en su casa ante Venezuela. Chile no pudo empatar en Bolivia. Brasil goleó por tres a cero a Chile. En Lima, Ospina validó con su mano un golazo de tiro directo, que debió ser indirecto y quedamos en el quinto lugar de tabla. Igualamos en puntaje con Chile pero por diferencia de goles nos fuimos al repechaje. Luego de ganar a Nueva Zelanda, nuestra selección volvió al mundial.

Imposible no reconocer el esfuerzo y la disciplina que nuestros jugadores mostraron. Se superaron a sí mismos y supieron aprovechar la gran oportunidad. Quedamos orgullosos y muy agradecidos. Pero, si tan sólo una de esas “variables” de la “ecuación clasificatoria” hubiese sido distinta (si Chile perdía sólo por un gol en Brasil, o si Paraguay ganaba a Venezuela, o si Ospina no tocaba la pelota, etc.), la realidad sería otra… o mejor dicho, sería la misma que fue por treinta seis años.

¿Escucha Dios este tipo de oraciones? ¿Por qué respondería él una oración a favor del fútbol y no otras, de mayor importancia y necesidad? Interrogantes que abordaremos en la próxima publicación.


[En Diario Voces, el 25 de noviembre del 2017]





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