Ejecutores de una extraña crucifixión

La crucifixión era un método de ejecución aplicado en el imperio romano. Era la pena capital para los de nacionalidad no romana. Una muerte lenta, dolorosa, humillante, y “aleccionadora” porque el ajusticiado quedaba en lo alto, a la vista de la gente por varios días. Fue muy usado. Pero para los soldados romanos que crucificaron a Jesús, fue una experiencia sin precedentes, en extremo inusual, extraña e intimidante.

Lo primero que llamó la atención a los soldados encargados del ajusticiamiento fueron las sentencias dadas: En el juicio religioso fue condenado por blasfemia, por llamarse Hijo de Dios. Una acusación nada común, y un atrevimiento incomprensible en medio de una religión que lo castigaba con la muerte. En el juicio civil fue condenado por llamarse el Mesías, “El ungido”, es decir, el Rey de los judíos. Otro atrevimiento, provocador e incómodo para los romanos y sus reyes puestos en los territorios de Palestina.

El comportamiento del reo galileo fue también en sobremanera extraño. Jesús nunca intentó defenderse. A diferencia de otros sentenciados judíos él no lanzó ningún insultó a sus verdugos, ni siquiera se resistió cuando le sujetaban sus brazos y manos para clavarlos en la madera. Se negó a tomar un sedante, prefiriendo estar plenamente consciente de lo que hacía y le hacían. En su mirada había mucho dolor pero ausencia total de odio. En la cruz oró a favor de sus enemigos que se burlaban y lo escarnecían, pidiendo que fuesen perdonados porque “no sabían lo que hacían”. Clamó a su Padre y le reclamó del porqué lo había abandonado... ¿en serio creía ser el Hijo de Dios?

Ese día crucificaron a tres. Los otros dos eran ladrones. Jesús estaba en medio. Y los soldados oyeron una conversación entre los tres por demás singular. Uno de los ladrones le exigió a Jesús que se libere de la cruz, los salve también a ellos, y demuestre de una vez que era el Hijo de Dios. El otro ladrón le contesta reprochando su falta de respeto, pues ellos están pagando por sus malas acciones en cambio él nunca hizo mal a nadie; y le pide a Jesús que se acuerde de él cuando establezca su reino. Jesús le contestó y le aseguró que ese día estarían ambos en el Paraíso… Los soldados se quedaron pensando: ¿sobrevivirá a la cruz?... está agonizando y ¿ofrece vida eterna?

El instante de su muerte sorprendió a todos. Dijo: “Consumando es”, gritó: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”… y expiró. Esto no era algo que los crucificados podían hacer: decidir cuando parar de sufrir, y morirse "antes de tiempo" (a los ladrones tuvieron que quebrarles las piernas para acelerar su muerte). Jesús se entregó a la cruz y cuando “todo se cumplió”, entregó su espíritu. Por si fuera poco, el cielo había estado oscurecido durante tres horas desde el mediodía; y cuando Jesús murió la tierra tembló, se partieron las rocas y se supo luego que varios sepulcros se abrieron y los resucitados se aparecieron a muchos en Jerusalén. La cortina del sagrado templo judío que tapaba el ingreso al llamado lugar Santísimo, se rasgó en dos de arriba hacia abajo. La historia bíblica describe a una población asustada y a soldados que “temieron en gran manera”, entre ellos, un oficial del imperio, un centurión romano que al ver todo lo sucedido concluyó dando gloria a Dios y reconociendo que “verdaderamente éste era Hijo de Dios”.*

Fue una crucifixión inusual, única, de eventos extraordinarios, porque el crucificado era un ser extraordinario. Era el Hijo de Dios. "Murió por nuestros pecados y resucitó al tercer día cumpliendo las Escrituras". El apóstol Juan, testigo presencial de estos hechos nos exhorta a creer para obtener también la vida*:
"...el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”.

*Mateo 27:54; 1ra.Carta de Juan cap.5:10-12; 1ra.Corintios 15




[Publicado el 7 de marzo del 2012] 



Comentarios

  1. yo creo que la Semana Santa es la mejor época del año y donde demostramos bastante más amor que otros días normales.

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