Ganar, pero respetando las reglas.
Ningún deportista puede conseguir una medalla sino sigue las reglas del juego. Saben bien que no solo se trata de llegar primero, lanzar más lejos, levantar más peso o hacer más anotaciones. Sino que además debe hacerlo respetando las reglas, sin usar sustancias prohibidas, ni hacer trampa, ni siquiera esas “trampas” que parecen no serlo, como las que se dieron en estas Olimpiadas, cuando ocho deportistas asiáticas fueron descalificadas por no dar lo mejor de sí, sino que premeditadamente buscaron perder el partido con la intención de asegurar un pase más fácil en la próxima ronda.
Estamos viendo en las Olimpiadas en Londres a deportistas que han sido expulsados por sus comentarios racistas, y otros que fueron descalificados por dopaje. Tan importante es cumplir con las reglas y tener una conducta ejemplar que ni los entrenadores se salvan. Uno fue enviado a su casa por habérsele encontrado conduciendo ebrio.
La importancia y valoración del respeto, la honestidad y la disciplina en las competencias deportivas, le llevó al pensador Saulo de Tarso a hacer una aplicación a la vida y al cristianismo. Ya que en la vida también “corremos y luchamos”, le escribió a su discípulo Timoteo que recuerde y considere lo que veían en las Olimpiadas Griegas del Siglo I*: “El que lucha como atleta no es coronado sino lucha legítimamente”, dándole entender que de nada sirve “ganar” sino se gana respetando las reglas, actuando legítimamente, conforme a las reglas que la sociedad y Dios dan.
No hay verdadero éxito si éste no se logra con disciplina, respeto y honestidad. Porque lograr algo sin merecerlo no se le puede llamar éxito, sino farsa. Y lo que se consigue de manera ilegal no se puede celebrar. Como el postulante a la universidad que ingresa por haber copiado en su examen. Como el que consigue un empleo por haber falseado su Hoja de Vida. Como el que obtiene un ascenso por haber calumniado de su compañero de trabajo. Como el que consigue un nuevo amor a base de engaños.
No se trata de conseguir dinero, puestos y demás logros “ha como de lugar”, sino según las reglas que Dios ha establecido en la vida como: “No matarás”, “No codiciarás”, “No adulterarás”, “No darás falso testimonio”, “Amarás a tu prójimo”, etc. Porque al pasar los años, la vida misma nos premiará o nos descalificará. Un día nos presentaremos ante el Juez y árbitro de la Vida, y recibiremos gloria y premio eterno... o seremos expulsados.
Dios quiere que en esta vida triunfemos y seamos vencedores. Que lleguemos a la meta. Quiere que logremos vivir conforme al propósito para el cual nos ha creado. No corriendo juntamente con los que insisten en hacer lo malo; sino en dirección contraria, con los que se esfuerzan por hacer lo bueno. Y en este sentido, todos podemos ser ganadores.
“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”.
[Publicado el 4 de agosto del 2012]
. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
ResponderEliminarEN LA CONDUCCION DIARIA
Cada señalización luminosa es un acto de conciencia
Ejemplo:
Ceder el paso a un peatón.
Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.
Poner un intermitente
Cada vez que cedes el paso a un peatón
o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.
Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.
Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.
Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años