Cuidado con los ladrones de la navidad
Hay quienes enseñan que los cristianos no debemos celebrar navidad porque es una fiesta pagana. Otros enfatizan a tal punto las tradiciones y costumbres que se olvidan de la razón de la navidad. Pienso en el primer caso como si nos quitaran la navidad en un asalto “a mano armada”. En el segundo caso el robo es más sutil, como una estafa. Cuidado, la navidad es cristiana y los cristianos no solo debemos celebrarla sino también cuidar que no nos la roben.
Celebrar la navidad es recordar con alegría el día en que el Mesías, nuestro Rey y Salvador nació. Es agradecer a Dios el Padre por enviarnos a su Hijo, quien despojándose de su gloria tomó forma humana para mostrarnos el camino y dar su vida en rescate por la nuestra. No es poca cosa que “El Verbo de Dios” se hizo hombre para que podamos conocer a Dios. Este suceso que dividió a la historia humana en dos, fue anunciado y celebrado por los ángeles celestiales, los pastores y el pueblo se regocijaron, sabios del lejano oriente llegaron a Belén para conocer al rey que había nacido, adorarle y darle sus presentes. El nacimiento de Jesús es un hecho registrado en la Biblia como la más grandiosa noticia que el mundo estaba esperando. Aun así, hay estudiantes de Biblia que se niegan a celebrarlo. Dicen que la Biblia no ordena celebrarlo. Dicen que nadie sabe la fecha del nacimiento de Jesús. Es cierto, no sabemos la fecha exacta, pero aun así, hubo un día en que “aquella luz verdadera que alumbra a todo hombre vino a este mundo”, recordarlo y celebrarlo con gratitud es totalmente bíblico. Así que si usted es cristiano, no deje que le roben el gozo de recordar esas buenas nuevas, ¡celebre la navidad!
José, María, el niño, el pesebre, los ángeles, los pastores, todos son personajes bíblicos. La estrella que condujo a los “reyes magos”, la luz que alumbra al mundo, el amor, la paz, todos son elementos bíblicos. Por eso los cristianos nos sentimos en la libertad de adornar en estas fechas nuestras casas con luces de colores que evocan las estrellas o armamos un “nacimiento”. Si los ángeles alabaron a Dios el día que Jesús nació, nosotros también lo hacemos con cánticos e himnos que evocan este grandioso suceso.
Por supuesto, en la primera navidad no hubo panetón, ni chocolate ni pavo, no hubo un árbol de navidad ni un muñeco de nieve, tampoco se dieron intercambios de regalos. El ahora tan conocido Santa Claus o Papa Noel no existía. Salvo por los sabios del oriente, quienes participaron de ella no necesitaron gastar dinero para alegrarse. La primera navidad fue sencilla, humilde. Y aquí es donde los cristianos debemos cuidarnos de la estafa del comercio y los medios de comunicación, que con fines de lucro insisten en vendernos un concepto distorsionado de la navidad en el que Jesús está ausente. Los cristianos jamás debemos olvidar que la navidad es Jesús.
Ahora, esto no significa que no podamos seguir ciertas tradiciones mientras mantengamos la verdad en su sitio. En general, si una tradición contradice un mandato bíblico, los cristianos tenemos el deber de seguir el mandato de la Biblia y rechazar la tradición. Pero cuando la tradición no contradice la Biblia, cada quien está en la libertad de seguirla si quiere. Por eso los cristianos peruanos tomamos chocolate caliente (aun cuando es verano) y compartimos una cena en víspera de navidad con regalos para la familia y amigos. A las doce de la noche nos abrazamos unos a otros y nos deseamos ¡Feliz Navidad! Pero no olvide, siendo cristiano, antes de cenar, ore y de gracias por el amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús; lea un pasaje bíblico que relata un episodio de la navidad, cante un himno navideño. Jesús tiene que ser el centro de la celebración. Pero sobre todo, mas que un día, lo realmente importante es que reciba en su corazón el perdón, la paz y el amor que sólo se encuentra en Jesús. Recíbalo a él en su vida. Que sea su Rey, su Señor, su Salvador. Confíe en él y haga su voluntad. Que no se limite a una celebración anual, sino una realidad diaria en su vida.
Feliz navidad, para usted y toda su familia.
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