¿Y si Dios no existe?
Es conocido el relato acerca de un ateo, que acostumbrado a burlarse de los creyentes, en cierta ocasión le cuestionó a un cristiano: “Eres un aburrido, no disfrutas la vida, no eres libre, eres un reprimido. Te pasas la vida estudiando la Biblia y preguntándote si algo es bueno o malo, con la intención de vivir para agradar a alguien que nunca has visto. ¿Y qué tal si al final de tus días descubres que ese Dios que tanto quisiste agradar no existe? ...No hay Dios, no hay cielo, no hay nada. ¿Te imaginas? Te habrás sacrificado y habrás perdido toda una vida en vano.”
El cristiano le respondió: “Dios existe y estoy convencido de ello. Pero si como planteas, al final de mis días descubriera que Dios no existe, simplemente no me arrepentiría de nada. Para mí seguir las enseñanzas de Jesucristo no es un sacrificio, sino todo lo contrario, pues su Palabra ha cambiado mi vida y la de mi familia. Si antes de morir descubriera que Dios no existe, igualmente agradecería haber llevado una vida ordenada, me alegraría de haberme esforzado en hacer el bien, haber ayudado a mis semejantes, haber aprendido a amar a mi mujer y haberle sido fiel y de haber criado bien a mis hijos. Me daría satisfacción saber que evité meterme en muchos líos y que viví con la conciencia limpia. Estaría contento de saber que he trabajado honestamente y haber contribuido al bienestar de mi sociedad… Mi fe me dio una razón para vivir.”
Y continuó diciendo: “No, no me arrepentiría de haber sido cristiano. Y si como dices, al morir yo descubriera que Dios no existe, tampoco ya importaría, pues al dar mi último aliento desaparecerían todos mis recuerdos y ni más tendría conciencia de haber existido… Toda mi vida, mi familia, mis logros, mis alegrías y penas, todo, simplemente dejaría de ser… se convertiría en nada. Si Dios no existe, entonces no hay nada más después de la muerte”.
“Pero en cambio, ¿te imaginas lo que será, si en tu último respiro te das cuenta que Dios sí existe? Y tus ojos espirituales se abren para ver a una realidad que durante toda tu vida negaste, y te das cuenta que la Biblia tenía razón y que tendrás que rendir cuentas por haber despreciado el perdón divino y que pasarás toda una eternidad de aflicción, sin paz y sin Dios? Porque si Dios no existe, yo no pierdo nada. Pero, si él existe… tú lo perderás todo.”
Por eso, no es de sabios decir a la ligera: "Dios no existe" y vivir como si Dios no existiera (la Biblia declara que “el necio dice en su corazón: no hay Dios”). Por el contrario, si se reconoce la importancia del tema, se presta atención a la conciencia, se observa el testimonio de la naturaleza, se analiza la Biblia y las evidencias de la resurrección de Cristo… se podrá hallar la sabiduría necesaria para aceptar con razonable fe que Dios sí existe.
Publicado el 30 de enero del 2010
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