Amarte hasta mi final
“Hasta mi final”. “Hasta que la muerte nos separe”… De eso trata ese compromiso público de amor que llamamos matrimonio. Aunque esas palabras sean parte de una tradición, o la expresión de una sincera ilusión, en nuestros días ya no reflejan una determinación real. En nuestra sociedad occidental el matrimonio y la fidelidad para toda la vida han perdido vigencia, credibilidad, y se ha posicionado con mayor fuerza un amor “libre”, sin compromiso, incluso en los que llegan a casarse, pues mantienen en secreto aquello de “si no funciona me divorcio”. Y no faltan los amigos que suelen bromear cambiando el voto: “hasta que el otro (la otra), los separe… más joven o con más dinero.”
Por eso, en la boda de unos amigos muy queridos, jóvenes muy enamorados; me quedé reflexionando con agrado (y no sin emoción), en la letra de una canción que él le dedicó a ella. El tema era parte del repertorio del coro, pero para la novia fue una sorpresa oírlo primero de los labios del hombre con quien estaba uniéndose para toda la vida. Mirándole a los ojos le oía decir:
Tu lugar es a mi lado,
Hasta que lo quiera Dios,
Hoy sabrán cuánto te amo,
Cuando por fin seamos dos.
Nunca estuve tan seguro,
De amar así, sin condición,
Mirándote mi amor te juro,
Cuidar por siempre nuestra unión.
Hoy te prometo amor eterno,
Ser para siempre tuyo, en el bien y el mal,
Hoy te demuestro cuanto te quiero,
Amándote hasta mi final.
Tu lugar es a mi lado,
Hasta que lo quiera Dios,
Hoy sabrán cuánto te amo,
Cuando por fin seamos dos.
Nunca estuve tan seguro,
De amar así, sin condición,
Mirándote mi amor te juro,
Cuidar por siempre nuestra unión.
Hoy te prometo amor eterno,
Ser para siempre tuyo, en el bien y el mal,
Hoy te demuestro cuanto te quiero,
Amándote hasta mi final.
Es una canción que pertenece al grupo” Il Divo” (2005) que me sorprendió porque no se oyen muchas como ella (no asisto a muchas bodas y las que se oye por la radio son más del tipo: “Yo no sé mañana”) Sin embargo cuan necesarias son canciones con letras así, pues es el valor de la palabra empeñada y el esfuerzo para cumplir la promesa, lo que mantendrá el amor en las parejas y la unidad en las familias. Pasada la luna de miel, al venir los días y los años, ambos esposos necesitarán más de una vez recordar sus votos para sobreponerse a la rutina, rechazar las eventuales tentaciones y enfrentar las diferencias de carácter y formación; comprendiendo, perdonando, olvidando. Pues como todos los casados sabemos, el amor no nos exime de dificultades. Estas aparecen, de afuera, de adentro; pero habiendo hecho un compromiso serio ante Dios y/o ante los hombres, nunca se planteará como “solución” el divorcio o la separación. La consigna será buscar una verdadera solución, dialogando, cambiando, buscando ayuda de los hombres y de Dios, testigos de la unión, pues el amor de pareja se refina como el oro. Como enseña la Biblia, hay que "trabajar" en el amor, pues no se basa sólo en el sentimiento y la pasión, sino en la decisión, en las continuas acciones de ser mejor y buscar lo mejor para el cónyuge*.
“Hoy te demuestro cuanto te quiero… te prometo amor eterno… te juro cuidar siempre nuestra unión…”; y pienso, estas palabras no sólo son para la boda, son acciones para cada día. Si vamos a cuidar esta unión, entonces debemos recordarlo continuamente con la mente y el corazón.
(Y pienso en mi esposa, en cuánto la amo, cuánto bien me hace y en cuanto quiero seguir siendo feliz a su lado. Y elevo una oración al cielo para poder cuidarla y amarla como Dios espera, como ella lo merece… hasta el final de mis días).
(Y pienso en mi esposa, en cuánto la amo, cuánto bien me hace y en cuanto quiero seguir siendo feliz a su lado. Y elevo una oración al cielo para poder cuidarla y amarla como Dios espera, como ella lo merece… hasta el final de mis días).
*Primera de Corintios cap.13; vs.1-7
[Publicado el 11 de febrero del 2012]
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