Una caricatura es por definición, un “dibujo satírico en que se deforman las facciones y el aspecto de alguien”, o una “obra de arte que ridiculiza o toma en broma el modelo que tiene por objeto” (RAE). En tal sentido podemos hablar de las muchas “caricaturas de Dios” que hay en el mundo, no necesariamente hechos por personas ateas (quienes pueden ridiculizar a Dios con intención), sino por cristianos, que por un escaso conocimiento bíblico (o por conveniencia) tienen conceptos deformados de Dios, sea porque exageran o minimizan ciertos atributos y acciones. Veamos algunas de esas “caricaturas”: El Dios “viejito” (el más popular), canoso de cabellos largos, con túnica blanca y el infaltable triángulo sobre la cabeza. Sabio y eterno, lejos, allá entre las nubes, sentado sobre un gran trono, pero con la apariencia de “haber vivido demasiado”, sin más fuerzas, cansado, anticuado y hasta aburrido. Si bien la Biblia muestra a Dios como sabio y eterno, también declara que en él “no ha