Caricaturas de Dios (I)
Una caricatura es por definición, un “dibujo satírico en
que se deforman las facciones y el aspecto de alguien”, o una “obra de arte que
ridiculiza o toma en broma el modelo que tiene por objeto” (RAE). En tal
sentido podemos hablar de las muchas “caricaturas de Dios” que hay en el mundo,
no necesariamente hechos por personas ateas (quienes pueden ridiculizar a Dios
con intención), sino por cristianos, que por un escaso conocimiento bíblico (o
por conveniencia) tienen conceptos deformados de Dios, sea porque exageran o
minimizan ciertos atributos y acciones. Veamos algunas de esas “caricaturas”:
El Dios “viejito” (el más popular), canoso de cabellos largos, con túnica blanca y el infaltable triángulo
sobre la cabeza. Sabio y eterno, lejos, allá entre las nubes, sentado sobre un
gran trono, pero con la apariencia de “haber vivido demasiado”, sin más
fuerzas, cansado, anticuado y hasta aburrido. Si bien la Biblia muestra a Dios como
sabio y eterno, también declara que en él “no
hay mudanza ni sombra de variación”; por lo que no pudo haber envejecido.
Él es un ser dinámico, vital, “de espíritu siempre joven”, con la energía
necesaria para hacer funcionar todo el universo y además hacerlo con gracia y
belleza. Él le dio al ser humano el sentido del gusto, del ritmo, la capacidad crear,
admirar y reír. Él es el autor de cada puesta de sol y de los colores del papagayo.
El Dios de la Biblia no es aburrido, no se cansa, no envejece. El tiempo no pasa
sobre él.
.
El Dios “niño” que evoca a un Jesús siempre bebé, incapaz de ser consciente de la realidad que le rodea, tan indefenso que necesita ser cuidado y protegido. O el Dios “agonizante”, del Jesús siempre crucificado, sufriente, en agonía perpetua que sugiere lástima y que necesita ser cargado. Son dos maneras de mostrar un Dios indefenso que nos necesita, y no que nosotros necesitamos de él. Es una caricatura de Dios, porque aunque la Biblia declara que Jesús es “la imagen visible del Dios invisible”, su nacimiento y su muerte fueron sucesos temporales que pasaron. Él no se quedó como un bebé para contemplarlo con ternura y adorarlo así. Tampoco se quedó colgado en una cruz para compadecerlo por siempre. Él resucitó. Él volverá y lo hará con poder y autoridad para juzgar y reinar.
El Dios
“Extraterrestre” es una variante anterior. Es aquel
ser (o sociedad) de otra planeta que evolucionó a tal punto que con su
tecnología fue capaz de crear vida. Nos crearon, nos monitorean, y nos visitan
de tanto en tanto. Dentro de unos siglos seremos también capaces de crear vida
y nuestras criaturas nos verán como su Dios. No son todo poderosos, ni
omniscientes, ni omnipresentes. No es el Dios de la Biblia.
Jesús dijo que “Dios
es Espíritu”, y con sólo esa expresión entendemos que es mucho más de lo
que podamos imaginar. Cuando la
Biblia menciona “la mano de Dios”, “el ojo de Dios”, son antropomorfismos
necesarios para comprender mejor su actuar pero no porque use de manos u ojos.
(El salmista le dice a Dios: “Escóndeme
bajo la sombra de tus alas” y no por
eso tiene plumas). Dios no necesita de luz para ver ni aire para percibir las
ondas sonoras. Dios está en todo lugar y lo abarca todo. Es diferente a todo lo
creado y a la vez está sustentándolo: “en
él vivimos, y nos movemos, y somos” declaró el apóstol Pablo.
El Dios “Todo” del panteísmo es una
caricatura más que resulta de extremar lo dicho anteriormente. Dios deja de ser
una persona (en el sentido que razona, ejerce voluntad, ama, etc.) y se le
equipara al universo, a la naturaleza, manifiesta en miles de formas.
Dios se convierte en “algo”, no “alguien”. Es el principio que rige el
universo” pero nada más. Así se proclama que “la naturaleza es sabia” pero sin
ningún sabio que trascienda a ella. Un Dios así es muy cómodo de seguir porque
no tiene opinión, no demanda nada, no discrimina, “encaja” muy bien en todas
las culturas y religiones.
Cada quien escoge su dios. Incluso puede inventarse el
propio y ser respetado por ello. Pero entre los que somos cristianos, Dios es uno
y está revelado en la Biblia.. La próxima semana hablaremos un poco más de esto.
* Santiago
1:17; Colosenses 1:15; Juan 4:24; Salmo 17:8; Hechos 17:27.28
[Publicado el 10 de noviembre del 2011]
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