"Hay que matar a Jesús"
Recuerdo el diálogo de una obra
teatral en el que un personaje decía “Hay que matar a Jesús”, y su compañero
respondía: “Pero que sea pronto”. A lo que un tercero añadía: “Porque vivo
incomoda”. La obra la vi hace unos veinte años (¡qué rápido pasó el tiempo!)
pero el diálogo quedó en mi mente porque refleja el verdadero sentir de
aquellos que mataron a Jesús y de muchos que hoy no quieren saber de él. Jesús todavía
incomoda a muchos.
Jesús incomodó a los líderes
religiosos de su época, aquellos que se hacían de mucho dinero por medio de la
religión. Jesús les era molesto porque no se callaba, decía la verdad y la
verdad los desenmascaraba. Sacaba a luz su hipocresía, sus mentiras, su falta
de amor, su avaricia. Jesús no se sometió a ellos ni al poder romano. Jesús era
de otro reino. Así que al ver que muchos le seguían y temiendo perder sus
privilegios decidieron matarlo. Lo presentaron a las autoridades romanas como
una amenaza a pesar que enseñó a amar incluso a los enemigos, y dar a “César lo que es de César y a Dios lo que es
de Dios”. Jesús incomodó también a los romanos. Fue sentenciado a la
muerte sin más culpa que decir la verdad.
Hoy también. Muchos prefieren a un
Jesús muerto, colgado en una cruz, uno que inspira lástima, compasión. Indefenso.
Que se quede allí. Que sólo diga “Padre, ¿por
qué me has abandonado?”, “perdónalos porque no saben lo que hacen”, “hijo ahí
tienes a tu madre”, “tengo sed”, y las demás palabras que pronunció en la
cruz. Pero no quieren oír su llamado al arrepentimiento y al cambio: “He vendido a llamar a pecadores al
arrepentimiento”, “Arrepiéntanse porque el reino de los cielos se ha acercado”.
“Si no se arrepienten, todos morirán igualmente”. Jesús incomoda a los que
se divorcian, a los infieles, los que buscan venganza, los que ambicionan el
poder; porque él enseñó que “lo que Dios unió
no lo separe el hombre”, “el que codicia a una mujer, ya adulteró con ella en
su corazón”, “hagan el bien a los que les hacen mal”, “que el mayor entre
ustedes sea el siervo de todos”.
Jesús incomoda a religiosos, a políticos,
jueces, artistas, ONGs. Nuestras autoridades, novios, testigos juran ante un
crucifijo con un Cristo agonizante. No demanda nada. Jesús está muerto y pareciera
que debiera quedarse así. Si está vivo y sigue hablando, hablará con la verdad,
llamará al arrepentimiento y anunciará que pronto volverá para juzgar y dar a
cada quien conforme a sus obras. Ese mensaje no gusta, es mejor que siga
muerto. No lo dicen, pero con sus actos lo afirman, porque un Jesús vivo incomoda.
Incomoda a nuestra generación porque contradice
la filosofía de moda que dice “todo es
relativo”, “si te hace bien entonces está bien, pero para ti”, “cada quien con su
propia verdad”, “todos los caminos conducen a Roma y todas las religiones
llevan a Dios”. Pero Jesús dijo: “Yo soy el
camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
“Hay que matar a Jesús” es el deseo
que se repite por muchos siglos desde que lo crucificaron. Pero como fue hace
dos mil años, la muerte no pudo retenerlo. Él resucitó, vive y sigue hablando
hoy para dar vida a los que quieran conocer la verdad. Ante Jesús, uno se
incomoda y lo niega; o encuentra la paz y lo acepta.
* Mateo 4:17; 5:28,43; 19:6; Lucas 5:23; 22:24-26; Juan 14:6
Si estuvieses en Lima podrías verla en dos días.
ResponderEliminarJusto esta noche vengo de hacer el penúltimo ensayo. Es una adaptación en la que hay solo 2 actores. Si tus lectores están en Lima están invitados. Nos encantaría llevarla a todos los lugares que Dios quiera.
Puse tu artículo en el facebook junto con la foto de la obra.
Muchas bendiciones...
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10152679593210389&set=a.106776255388.194049.723825388&type=1&theater
Hola me podrías ayudar con el Link o vídeo de ese teatro, quisiera verlo . Soy de Ecuador
ResponderEliminar