El regalo guardado


Es una cosa rara... un hecho que para ser bastante incomprensible se ve muy natural. Las personas de ese lugar, tienen por costumbre guardar sus regalos tal como se los han entregado. No los abren.

Año tras año, dichas familias celebran “El día del Regalo”. Para recibir ese día decoran sus casas, encienden luces, tocan música, se reúnen en una cena, y a medianoche, se abrazan unos a otros para expresar sus buenos deseos. Cada uno recibe un regalo por el cual agradecen. Pero al terminar la reunión, cada uno se lleva su regalo tan bien envuelto como lo recibió, para guardarlo con mucho cuidado. No lo abren. Nunca se enteran lo que hay en su interior. Por supuesto, jamás lo usan.

Las abuelas se jactan de tener tantos regalos como años tienen de vida... y claro, todos con la tradicional envoltura muy bien cuidada. Los pequeños siempre intentan abrirlos pero no se les permite (a su edad tampoco entenderían los motivos del porque no hacerlo). Para los más intelectuales lo importante no es el regalo sino la oportunidad de reunirse y festejarlo.

Y así, siglo tras siglo, los habitantes de este lugar llamado mundo, se reúnen cada 25 de Diciembre para celebrar el hecho que un día, su Creador les regaló paz y amor... envuelto en un humilde y bello papel de piel humana llamado Jesús. Festejan el día, intercambian buenos deseos, pero no se apropian del regalo. Simplemente lo contemplan por fuera, lo admiran, pero todavía no reciben a Jesús.

Nuestra sociedad olvida que el amor de Dios fue tan grande, que dio a su propio Hijo como rescate, para que todo aquel que le crea y le reciba, no se pierda, sino tenga vida y vida eterna (Evangelio de Juan 3:16). Jesús es el regalo de Dios porque en nuestro lugar, él vivió la vida justa que todos deberíamos vivir, y pagó por los pecados que todos nosotros cometimos. Gracias a lo que hizo por nosotros, es posible tener paz con Dios, con los semejantes y con uno mismo. Jesús es la única solución para el problema del pecado humano, y esto hay que celebrarlo. Esto hay que vivirlo.

Que esta Navidad sea diferente. Si la va a pasar sólo ó con la familia, considere tomar un par de minutos para leer una historia bíblica, como la que narra el evangelista Lucas en el capítulo 2, del versículo 1 al 20. Puede también hacer una pequeña oración de gratitud a Dios por haber enviado a Jesús para salvarnos. Y por supuesto, puede hacer algo mucho más importante: no guarde por más tiempo el regalo de Dios, abra su corazón y recíbalo. Confíe en que Jesús puede perdonarlo y salvarlo; y decida seguirle. Y pase una Feliz Navidad.




Publicado el 19 de diciembre del 2009

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