Protejamos a nuestros niños del acoso sexual (I)


“Los niños son el tesoro más bello que tiene el Perú. Protégelos de toda clase de explotación sexual y juntos preservaremos sus derechos a una vida digna”. Este es el mensaje que podemos leer en un anuncio colocado en el aeropuerto de Tarapoto bajo el título: “El Perú protege sus tesoros”. Una manera más para involucrar a todos en la prevención y la denuncia de “toda clase” de explotación sexual de nuestros niños, y protegerlos no solo de quienes vienen para hacer “turismo sexual”. El mensaje lleva el logo de UNICEF y el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo del Perú.


Si el gobierno propone que consideremos a nuestros niños como “el tesoro más bello” entonces,  nuestros jueces y legisladores también deberían hacerlo, velando por leyes más sensatas y coherentes, que protejan realmente a nuestros menores de edad. No como la reciente sentencia del Tribunal Constitucional en el que se despenaliza las relaciones sexuales con adolescentes; permitiendo a un adulto tener “sexo consentido” con un menor de edad. Esta sentencia evitará que un “inocente” adulto no vaya a la cárcel por “enamorarse de una niña de 14”, pero dejará totalmente desprotegidos a nuestros niños de los abusadores y violadores quienes ya no tendrán reparo en ser descubiertos. Pues si ya es difícil probar (por ejemplo) un “tocamiento indebido”, probar su culpabilidad será aún más difícil, ya que al ser “descubierto” y denunciado el delincuente amenazará a su víctima para que diga que ha sido de manera “consensuada”. Quienes promueven esto dicen que los adolescentes ya practican la sexualidad con mayores y no podemos dar espaldas a la realidad. Pues bien, podríamos seguir la misma lógica y pedir que ya no se prohíba la pornografía para los menores de edad porque es una realidad que ya acceden a ella. Y si una adolescente de 14 tiene como “derecho fundamental” vivir su sexualidad, entonces que se le permita también ser modelo en una revista pornográfica y vivir de su sexualidad (¿por qué limitar su “derecho”?). Y aún más, que se legalice la “prostitución infantil consentida”. ¿Suena horrendo no? Pues hacia eso vamos si nuestros jueces y legisladores no ponen las cosas claras.

Si un ministerio del gobierno propone proteger a “nuestro tesoro” del “acoso sexual”, entonces, por favor, que otro ministerio restrinja el alto contenido sexual de los programas de televisión y de los diarios y revistas, que resultan en un “acoso de imágenes y sobre-información” al alcance de todos los niños. Por ejemplo, la revista SOMOS (suplemento del respetable y cultural Diario El Comercio) parece que va camino a convertirse en una revista para adultos como lo mostró su fotografía de portada de su reciente edición número 1361. En su interior publicó la fotografía de una mujer echada y desnuda a dos páginas; y en la siguiente, una foto con su busto totalmente desnudo. Si mostrar imágenes así por la televisión en un horario “familiar” está prohibido, (para proteger a nuestros niños) ¿no debería también estar prohibido publicarlo en el suplemento gratuito de un diario de circulación nacional? Cosa curiosa: en la sección de espectáculos (no de la revista sino del diario), apareció la foto de una mujer mostrando sus senos en una fiesta pero con la típica censura de un rectángulo negro sobre su pecho: Tapan a una y descubren a otra. Supongo que se protegían de una posible demanda. ¿Y el cuidado por lo que puedan ver los niños?

Así es nuestra sociedad hipócrita. Por un lado dice cuidar a la niñez, pero por otro lado hace leyes que los dejan vulnerables y desprotegidos. En un momento denuncia la pornografía, pero por otro lado la muestra a todo color, sin reparo y de manera más “artística”. Dicen evolucionar y progresar en derechos y libertades, pero lo que están haciendo es poner tropiezo al desarrollo de nuestra niñez que verdaderamente es nuestro futuro y nuestro tesoro. Cuidado. Nuestro futuro está en juego. Y si eso poco importa, ojalá importe las palabras de Jesús, futuro juez de todos: “Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos, más le valiera atarse una piedra de molino al cuello y tirarse al mar”.*

*Mateo 18:4-6


[Publicado el 12 de enero del 2013]



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