Religión y buenas obras... en secreto


Cristianos que oran sacrificialmente repitiendo por mucho tiempo sus oraciones, o usando palabras rebuscadas, expresiones teológicas, palabras hebreas, y hasta impostando la voz, gritando para mostrar que saben orar “con poder”. Cristianos que se jactan de ayunar mucho o practicar otro tipo de “renuncias” para despreciar a quienes no ayunan como ellos. Cristianos que se preocupan de ser vistos, fotografiados y aplaudidos, admirados, buscando ser reconocidos por ayudar a los pobres y necesitados. Cuidado. Jesús dijo que las obras de bien y las prácticas religiosas no deben tener como fin el atraer miradas hacia uno mismo, para quedar bien con los demás, ser alabado y enorgullecerse de “ser mejores” que otros.

Jesús pidió a sus seguidores que fuesen diferentes a los judíos religiosos de aquella época*: “No practiquéis vuestra religión delante de los demás solo para que os vean. Si hacéis eso, no obtendréis ninguna recompensa de vuestro Padre que está en el cielo”. 
“Por tanto, cuando ayudes a los necesitados no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente los elogie. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Tú, por el contrario, cuando ayudes a los necesitados, ‘no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha’, no se lo cuentes ni siquiera a tu más íntimo amigo. Hazlo en secreto, y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te recompensará en público”.
“Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora en secreto a tu Padre. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa. Y al orar no repitas palabras inútilmente, como hacen los paganos, que se imaginan que por su mucha palabrería Dios les hará más caso. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis aun antes de habérselo pedido”.
“Cuando ayunéis, no pongáis el gesto compungido, como los hipócritas, que aparentan aflicción para que la gente vea que están ayunando. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, lávate la cara y arréglate bien, para que la gente no advierta que estás ayunando. Solamente lo sabrá tu Padre, que está a solas contigo, y él te dará tu recompensa”.
Para Jesús es más importante la intención del corazón que la acción; puesto que la acción se puede realizar por las motivaciones incorrectas. Así que nos “retó” a sus seguidores a hacer el bien y seguir disciplinas espirituales en secreto, sin “bombos ni platillos”, pues Dios no necesita oírlos para ver el bien que hacemos. Él nos ve siempre y eso nos basta. Él a su tiempo nos recompensará y todos lo sabrán.

*Evangelio de Mateo cap.6; vs.1-18



[Publicado el 13 de abril del 2013]




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