No deseche la Biblia, todavía.

Muchos hablan mal de la Biblia sin haber leído siquiera uno de sus libros. Muchos la califican de arcaica, errada e inútil pero nunca la han estudiado. Se dejan llevar por la opinión de otros sin considerar cuánto de verdad hay en lo que declaran. Otros reaccionan mal en contra de ella, por las prácticas extrañas y hasta inmorales que practican algunos que dicen conocerla.

No desestime la Biblia sin haberla leído. Haga a un lado los prejuicios y la flojera, y haga de esto una aventura diaria, un capítulo diario. Luego, y solo luego, sostenga su opinión.

¿Es un libro viejo? Sí, muy viejo. Empezó a redactarse hace más de tres mil años, pero por esa misma razón contiene mucha sabiduría. En ella podemos reconocernos, entendernos, porque describe muy bien la naturaleza humana (que no han cambiado). Y también podemos leer la solución para los problemas de la humanidad y el camino hacia el verdadero bien, hacia Dios (quien tampoco ha cambiado). Eso hace de este libro, un libro siempre vigente.

¿Es un libro escrito por hombres? Sí, son alrededor de cuarenta autores que la escribieron en un lapso de unos mil quinientos años. Cada autor la escribió en su propio idioma, en una situación especial, con una personalidad y formación particular… pescadores, poetas, pastores, reyes, sacerdotes, profetas; todos hablan acerca del obrar de Dios y su voluntad por medio de historias, biografías, poemas o cartas. Sus escritos más recientes, los del siglo I, hablan del cumplimiento de lo anunciado en sus libros escritos en siglos anteriores. Pero, a diferencia de cualquier otro libro, la Biblia declara que sus autores fueron inspirados por el Espíritu de Dios.

¿Hay muchas Biblias diferentes? Sí, pero no. Sí son diferentes porque son traducciones y paráfrasis, pero su mensaje es el mismo. La Biblia fue escrita en hebreo y griego (algunas partes en arameo) y como sucede en toda traducción, quienes la realizan pueden usar diferentes palabras para expresar una misma idea. Por eso tenemos versiones como la “Reina Valera” (la más usada en las iglesias evangélicas) o “La Biblia de Jerusalén” (muy usada por los católicos), o la versión “Dios Habla Hoy” (inter confesional, aprobado por el Consejo Episcopal Latinoamericano). En todas, se habla del amor de Dios, su santidad y la maldad del hombre. Todas muestran que el perdón de Dios y la restauración son por gracia y por fe, por medio de Jesucristo. La Biblia católica tiene además los libros deuterocanónicos, pero ninguno de ellos afecta a las doctrinas que revelan los demás libros. Es cierto que unas traducciones pueden ser mejores que otras, pero cualquiera puede comprobar que el mensaje general no varía. Lea la Biblia que tiene en casa.

¿Es un libro difícil de leer? Depende. Contiene escritos de lectura fácil y otros no tanto, depende de qué versión usa y del conocimiento previo que tiene, por ejemplo, de la cultura en el que fue escrito. Pero esto no debe ser motivo de desánimo o excusa para no leerlo. Una buena sugerencia es iniciar la lectura por el evangelio de Lucas, continuar por el Libro de los Hechos, el resto de los evangelios y todo el Nuevo Testamento (Nuevo Pacto). Luego los libros del Antiguo Testamento (Antiguo Pacto). Cuanto más la lea, más la comprenderá.

¿Vale la pena leerlo? ¡Por supuesto! Se trata de El Libro. Aun si usted es agnóstico o ateo, la Biblia es un clásico de literatura universal y va a enriquecer su percepción de la vida. Usted decidirá si cree o no, o cuánto cree lo que dice, pero no debe tomar esa decisión sin haber leído por lo menos una docena de sus libros. Su lectura le permitirá opinar con propiedad y entender mucho del cristianismo, distinguiendo entre lo que es y lo que debería ser. Si usted cree en Dios, la lectura de la Biblia es una obligación. Es un deber conocer lo que Jesús y los apóstoles dijeron de primera mano. Sabrá reconocer la verdad del error, le ayudará a practicar su fe y bendecirá su vida y la de los suyos.

No deseche la Biblia, todavía. Léala primero.