¿Cómo saber si algo es bueno o malo?

¿Quién determina lo que es bueno o malo? ¿Las leyes del país? ¿La cultura? ¿La educación? ¿La conciencia…? Sí, pero las leyes cambian. La cultura y la educación varían de acuerdo al tiempo y lugar. Hasta la conciencia no parece hablar de la misma manera en cada individuo. En muchos temas, vemos que lo que hace años se consideraba bueno, ahora es malo; y lo que era malo, ahora se considera bueno.
¿Cómo podemos determinar el valor moral de alguna acción?

Hay criterios muy difundidos y practicados en la sociedad para determinarlo, por ejemplo aquel que dice: “Si te sientes bien hazlo”, ó “Si no hace mal a nadie, entonces está bien”, ó el criterio democrático: “Si la mayoría lo acepta es correcto”… Sin embargo, el sentimiento de bienestar es subjetivo; nuestra experiencia y opinión están sujetas al interés personal, muchas veces egoísta. Y la opinión de la mayoría... sabemos muy bien que no siempre es buena consejera. Tomar decisiones en la vida con esos criterios puede resultar muy riesgoso.

Los filósofos, sicólogos, juristas y religiosos vienen hablando del tema por siglos. Y por supuesto, este artículo no pretende responder en tres minutos todo lo que implica un cuestionamiento de este tipo, pero creo que podemos usar tres criterios, en forma de preguntas que nos ayudarán en las situaciones de la vida diaria para saber si algo es bueno o es malo .

Primero, ¿qué dice nuestra ley interna? ¿Qué dice nuestra conciencia? Todos tenemos un código, una ley natural que nos dice que algo está bien o está mal. A veces esta conciencia se deforma, se oscurece por diversos factores, pero básicamente, todavía puede guiarnos. Por ejemplo: Si estoy casado y se presenta la posibilidad de tener una aventura amorosa, un encuentro sexual con alguna amiga… ¿está bien? Muchos dirán: “si no se entera, no hay problema”; “todos lo hacen”, “de vez en cuando no hace daño”; etc. Pero si le preguntamos a nuestra conciencia (y le dejamos responder) dirá: “¿Te gustaría que tu mujer te haga lo mismo?”, a lo que (salvo muy pocas excepciones) los hombres responderíamos que no. Si no me gusta que mi mujer me sea infiel entonces no debería hacerlo. Está mal.

Segundo: ¿Qué dicen los padres, los abuelos? ¿Cuál fue su ejemplo, qué me enseñaron? Consideraciones valiosas ya que hay sabiduría en la experiencia. Hay un legado del pasado que no debe ser desechado y sobre el cual se fundamentan muchas de nuestras leyes. El ejemplo de esfuerzo y trabajo del padre o del abuelo; o las consecuencias que sufrieron por ser ociosos, robar, ó estafar deben ser suficientes para entender que tales cosas son buenas o malas. Por tanto, cuando se presenta la oportunidad de hacer un negocio ilícito acompañados por pensamientos como “no pasa nada”, “sólo es una vez”, “el fin justifica los medios”; etc. la propuesta debiera ser desechada.

Y tercero, la pregunta más importante para los que creemos en Dios es: ¿Qué opina Cristo?, ¿qué enseñó Jesús al respecto? Él dijo*: “El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán”. Sus enseñanzas se encuentran en los evangelios y las cartas de los apóstoles, en el Nuevo Testamento (Nuevo Pacto) de la Biblia. Esta consideración es superior a las anteriores porque son inmutables. Son principios que trascienden al tiempo y a la cultura. Y aunque la misma Biblia* se refiere a “la ley escrita en el corazón” y valora las enseñanzas del pasado*, nuestra apreciación a ambas puede fallar, por lo que necesitamos una guía exterior, la enseñanza del Creador, su voluntad escrita preservada en los siglos, la Palabra de Dios.

Leyendo las enseñanzas de Jesús sabremos lo que es bueno y lo que es malo. Así se satisface la necesidad de saber. Quedaría pendiente lo más importante: Hacer.

*Mateo 24:35; Romanos 2:15,16; 1ª Corintios 10:6-12



Publicado el 16 de julio del 2011

Comentarios

  1. Creo que esta cuestión: ¿Somo saber qué es bueno y qué es malo? es un asunto muy importante que debe ser enseñado a cada nueva generación. En lo particular, me gustaría profundizar acerca de la necesidad de que haya una fuente inmutable de la emanación de la moral, y el porqué la conciencia personal y colectiva no es fiable para dictar ética y moralidad peremnemente.

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