El día que Jesús cayó en las encuestas

Si en aquella época hubiera habido alguna empresa encuestadora y los medios de comunicación para comentar sus resultados, la caída abrupta de la popularidad de Jesús habría ocasionado interminables explicaciones y críticas de los analistas del momento. En menos de 24 horas, con más del 75% de aceptación, bajó hasta contar con menos del 1%... ¿La causa? Decir la verdad.

Sucede que en cierta ocasión*, cerca de Galilea, muchos siguieron a Jesús y a sus discípulos para oír sus enseñanzas y propuestas. Y cómo atardecía, Jesús decidió despedirlos sin el estómago vacío, y los alimentó con prácticamente nada de recursos, a más de 5000 personas. Fue una señal, una sobrenatural demostración de su total capacidad para satisfacer las necesidades del pueblo, de proveer pan para todos. La reacción de la multitud fue inmediata: ¡Este es verdaderamente el gobernante que hemos estado esperando! ¡Jesús al poder! ¡Jesús, amigo, el pueblo está contigo! Y podemos imaginarnos el resto.

Cuando Jesús vio que querían hacerlo gobernante se retiró del lugar (incomprensible actitud para alguien que buscaba el bienestar de su nación). Sin embargo la multitud no se olvidó de él y al día siguiente lo buscaron hasta encontrarlo en una sinagoga en Capernaum. Antes que la comisión designada le propusiera oficialmente ser el candidato para vacar a Herodes Antipas, Jesús se les adelantó con la verdad: “Ustedes me buscan, no porque han entendido la señal que hice, sino porque comieron hasta llenarse”.

Jesús añadió: “¡Esfuércense!, pero no sólo por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece para siempre”. Así intentaba abrir los ojos de sus seguidores para que no se preocuparan sólo de sus necesidades físicas y materiales, sino también por sus necesidades espirituales, aquellas relacionadas con Dios y el alma; el gozo, la correcta valía, el perdón, el amor y sobretodo la paz. La paz con Dios, consigo mismo y con los semejantes. Jesús les habló del pan que infunde vida eterna, “el pan de vida”, “el pan del cielo”, (él mismo), de tal manera que quien le recibe “nunca tendrá hambre”, y no tendrá más ese sentimiento de vacío y despropósito en la vida.

Aquella multitud no le entendió. Dice el registro bíblico que desde ese día la mayoría de sus seguidores lo abandonaron. No estaban dispuestos a invertir el orden de sus prioridades. Para ellos sólo importaba lo material, el dinero, la comida, la casa, el vestido, la educación, la salud, agua, desagüe, luz… (Y llegamos a estos tiempos) considerando a lo espiritual como algo secundario, sin importancia práctica, cuando en realidad, si no se satisface lo espiritual no se puede disfrutar de nada más.

¿Cuál es porcentaje de aceptación de Jesús en nuestra nación hoy? Según el último censo, el 93% se confiesa cristiano, Jesús es parte de la cultura, de la tradición, pero, ¿cuántos tienen una relación personal con él y no sólo lo buscan por una bendición o un milagro? Se proclama a Jesús como Señor, pero cuando se trata de someterse a su verdad ¿cuántos le seguimos? ¿Sigue Jesús abajo en las encuestas? ¿Qué ó quiénes están primeros?

Jesús bien merece ser el gobernante de nuestra nación. Pero claro, como no es posible su postulación, al menos podemos aceptar su gobierno sobre nuestras vidas, e ir saciándonos con los anticipos de lo que será su gobierno terrenal y celestial. Él es primero. Él es el pan de vida.


* La historia se encuentra en el evangelio de Juan capítulo 6


Publicado el 9 de abril del 2011

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